El Luchador de Alicante. 20.12.1927 |
El 125 aniversario de Mahou nos ha dejado, además de una estupenda exposición en el Centro Cultural Conde Duque y un encuentro de coleccionismo cervecero que recordaremos muchos años, dos publicaciones cerveceras importantes.
En mayo el libro coral "M 125, Mahou-San Miguel, valores para hacer historia", publicado por la barcelona Plataforma Editorial en una edición no venal por encargo de la empresa cervecera.
Y en noviembre el magnífico artículo que el incansable investigador y mejor persona, D. Pedro Miguel Ortega Martínez, ha publicado en el número 60 de la revista "Madrid Historico". Pedro Miguel es colaborador habitual de CELCE Magazine, bloguero infatigable en Librosconcerveza, columnista habitual de la Revista Digital de Castilla y León, antiguo trabajador de la recordada Henninger y la persona que me animó a publicar mis trabajos sobre historia de la cerveza en España.
El trabajo parte del momento en que la familia Mahou se establece en Madrid y documenta con rigor esos primeros años en los que aún no fabricaban cerveza. A partir de esos orígenes traza, de manera amena y concienzuda los 125 años que han llevado a esta marca al liderazgo cervecero nacional.
A continuación reproduzco la presentación que en la propia página web de la editorial de la revista publica sobre el artículo:
"La cerveza es una bebida tan popular
como a veces poco conocida en nuestro país. La elaboración de esta
bebida proviene de una fermentación natural de cereales, los cuales,
junto al resto de sus ingredientes (agua y lúpulo) fundamentan su origen
agrario y su uso alimentario desde hace miles de años.
Resulta complejo pormenorizar la
dilatada historia empresarial, de una de las principales empresas
españolas, nacida mediante antecedentes industriales no relacionados con
la cerveza. Desde sus inicios en Madrid, a mediados del siglo xix, un
constante crecimiento y proyección por el mundo, hace a Mahou acreedora
de continuos estudios. En mi interés de facilitar una cómoda lectura al
amable lector, he estructurado el presente artículo en tres secciones no
historicistas: los inicios de Mahou en el barrio de Maravillas (hoy
Universidad), su ampliación y traslado al paseo Imperial, distrito de
Arganzuela, y, finalmente, desde sus instalaciones en Alovera
(Guadalajara), alcanzar a ser la máxima cervecera española.
Mediado el siglo xix, la capitalidad de
Madrid, respecto a otras metrópolis del Estado español, era una buena
plaza para aquellas empresas interesadas en instalar novedosas
sociedades; y la innovación de estas consistía en poder disponer entre
sus instalaciones de una moderna máquina de vapor. Tal decisión para
hacer diversas actividades, en solitario o asociados con negociantes
madrileños, hizo posible el resurgir económico del foro matritense tan
perjudicado por anteriores acontecimientos político-beligerantes.
El fundador de la saga que trato en este
ensayo fue Casimiro Mahou Bierhans, ciudadano de origen francés que
procedía de la ciudad francesa de Metz, departamento de Mosell, en la
región de Lorena; las regiones de Alsacia y Lorena siempre han tenido
una gran tradición cervecera en el país vecino. Este laborioso residente
fue hijo de Nicolás Mahou y Anne Bierhans; llegó a Madrid coincidiendo
con una fuerte entrada de capital galo en la península por los motivos
antes citados. Sus primeros negocios estuvieron dedicados a la
decoración y venta de pintura. Una de sus iniciativas fue poner en
marcha, junto a un socio, la fábrica de papel pintado llamada Las
Maravillas, su inicial industria, en el mismo solar que hoy ocupa el
conocido mercado de la calle Bravo Murillo, 122, aunque en 1859 decidió
abandonar la misma.
Es entonces cuando Casimiro Mahou
resuelve instalarse en la plaza del Limón y construir la fábrica El Arco
Iris. Gran Fábrica de Colores al Temple y al Olio, que tras su muerte
en 1875, pasaría a manos de su viuda Brígida Solana Fernández,
llamándose luego Fábrica al Vapor de Colores, Barnices y Hielo Vda. E
Hijos de Casimiro Mahou. Con ello abría el camino para que sus hijos
acabaran fundando la fábrica de cervezas Mahou, la cual no llegaría a
ver pues falleció en el año indicado".
El Noticiero de Soria, 14.03.1893 |
Finalmente quiero agradecer al autor el honor de ser citado como colaborador de su artículo. Muchas gracias y Pedro Miguel, que sigamos disfrutando de muchos más artículos cerveceros tuyos.
Estimado Javier, es un verdadero honor que un historiador de tu categoría colabore en la revista Celce Magazine, y disfrutemos todos los socios del Club de tus estudios que se adentran en la raices cerveceras de nuestro querido solar patrio. Cuando puse manos a la obra, con tal de conseguir el ensayo que me ha publicado la revista Madrid Histórico, enseguida pensé debías figurar entre los colaboradores que he tenido; gracias a ti he aprendido a buscar y tratar la información entre los diversos repositorios digitales que ofrece la Red de redes. Así, con entusiasmo por publicar un trabajo bien realizado, es como más se conoce y se aprende de nuestras antiguas industrias cerveceras. Creo que hacemos un merecido homenaje a todas cuantas personas echaron a andar aquellas fábricas, sin los medios del siglo XXI; y en esas factorías dejaron lo mejor de su vida porque amaban los trabajos bien hechos, para obtener las mejores cervezas. Una vez desaparecidas del mercado español, estos recuerdos que les dedicamos honran a todos. De ejemplos tan buenos, es como mejor nos podemos superar. Y en esa labor estamos. Con un gratitud, un cordial abrazo.
ResponderEliminar