La cerveza, el hielo y la gaseosa fueron de la mano durante la segunda mitad del siglo XIX y buena parte del siglo XX. Un blog amigo http://sifonesantiguos.blogspot.com.es/ publica la historia de los fabricantes de gaseosa y sifón de España. Una labor encomiable, pues posiblemente fueron más de 3.000.
Los orígenes de esta bebida parecen remontarse al siglo XVIII cuando el inglés William Browning inyectó ácido carbónico en agua mineral. Sin embargo, no será hasta inicios del siglo XIX cuando su consumo se empiece a popularizar con fines médicos.
Fue el norteamericano Philip Syng quien encargó, en 1807, a un químico alguna mejora que permitiese comercializar la gaseosa como un producto médico, adecuado para las dolencias estomacales. Bastó añadir edulcorante al agua carbonatada y la gaseosa empezó a popularizarse.
En 1823, John Mathew ideó un sistema para saturar el agua con gas carbónico que abarató notablemente el coste de la producción de las bebidas con burbujas, pero no fue hasta principios de siglo cuando la gaseosa dejó de ser una bebida medicinal para convertirse en un popular refresco para calmar la sed.
Fue el norteamericano Philip Syng quien encargó, en 1807, a un químico alguna mejora que permitiese comercializar la gaseosa como un producto médico, adecuado para las dolencias estomacales. Bastó añadir edulcorante al agua carbonatada y la gaseosa empezó a popularizarse.
En 1823, John Mathew ideó un sistema para saturar el agua con gas carbónico que abarató notablemente el coste de la producción de las bebidas con burbujas, pero no fue hasta principios de siglo cuando la gaseosa dejó de ser una bebida medicinal para convertirse en un popular refresco para calmar la sed.
Poco después, en 1832 ya encontramos en la prensa la noticia de la venta en Madrid de una limonada gaseosa.
Diario de Madrid. 01/04/1839 |
La relación de la cerveza con la gaseosa en España fue importante, a menudo se fabricaban ambas, tal como sucedió con Cervezas de Santander, La Cervecera del Norte, El Laurel de Baco o Knorr. La gaseosa permitió extender el consumo de cerveza en una época en que su sabor podía resultar fuerte a buena parte del público. Por desgracia, hoy en día, la mayoría de los fabricantes han cerrado y unas pocas multinacionales se reparten el mercado nacional y solo unas pocas marcas resisten.
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